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 BREVE HISTORIA DEL SANTUARIO DE LA SANTA 

  Estilo: Toscano

  Cronología: Siglo XVIII

  Horario de Culto: Domingos 11,00 h. Y 12,30 h.

  Excepto el período comprendido entre el día 8 de diciembre al 7 de enero.

 El Santuario de Santa Eulalia de Mérida, patrona de Totana, es uno de los lugares mas populares del municipio fuera del ámbito urbano, Ubicado en un bello paraje en las faldas de Sierra Espuña, a 7 Km. De Totana y a 600 m. Sobre el nivel del mar. Se accede a él por una carretera rodeada de pinares y huertos donde se levantan las casas señoriales del siglo pasado.

     El origen del Santuario se remonta a la segunda mitad del siglo XIII; existiendo documentación del siglo XIV donde ya se tienen noticias de la existencia del pequeño santuario, construido por los Caballeros de la Orden de Santiago, sobre unas tierras cedidas por el Rey Alfonso X el Sabio a D. Pelayo Pérez, maestre de la Orden de Santiago, merced concedida a cambio de unos términos y tierras que la Orden poseía. El día 10 de diciembre los santiaguistas toman posesión de Aledo y Totana, día en que se conmemora la muerte de Eulalia de Mérida, cuya ermita toma su nombre, siguiendo la costumbre de consagrar el acontecimiento al Santo del día.

     El santuario actual fue levantado con limosnas de los fieles en el año 1574. El culto a la Santa estaba casi extinguido, tan solo se recordaba la existencia de un pequeño centro de devoción. Según C. Gutiérrez, por estas fechas un acta del Concejo recoge un informe donde se decía que “...había habido un ermitaño que por razones de guerra abandonó el lugar...” Luego llegó un hombre llamado Alonso de Murcia, instalándose allí, él y su hijo daban vino por caridad. Posteriormente el lugar pasó a ser propiedad de un particular, Ginés Arnedo, que decidió no seguir con la costumbre instaurada por sus predecesores. Ante ello el municipio le impuso una multa, obligándole a “ mantener la entrega de vino al que lo solicitaba “. Pronto el Consejo se interesa por la ermita como centro de culto y promueve su primera restauración. En 1498 se describe ya “...una nave con buenas tapias y cubiertas de buena madera y techo terrado encima y buenas puertas y cerraduras de hierro...”.

     También se encuentra una descripción de la Santa: “... de bulto, tenia una saya verde con verdugos, e una camisa de lienzo bueno, e dos tocados de París buenos, e unas cuentas negras, e hallaron que tenia un manto pequeño morado de Londres guarnecido con seda, un corsete con mangas e una cinta prieta...”.

     En el último tercio del siglo XVI la devoción a la Santa crece, al creerla con poderes milagrosos, cura enfermos y tullidos que beben agua de la fuente situada frente a la ermita, a la que atribuyen propiedades curativas.

     La Iglesia es de estilo toscano formada por una nave central de forma rectangular, la cubierta es a dos aguas con techo de madera y artesonado mudéjar. En el interior, el retablo del altar mayor es obra de Jerónimo Caballao y esta fechado en el año 1717.

     En el siglo XVIII se acometieron diversas reformas ampliándose la ermita con un cuerpo y construyendo un camarín barroco octagonal levantado sobre la gruta  donde la tradición señala como el lugar en que se apareció la santa y donde se levantó el primer altar.

     Las paredes están recubiertas de pinturas que datan de 1624, y hacen alusión a la vida y milagros de la santa, de Jesucristo y de los franciscanos. La obra de, aproximadamente 200 m2., con 48 escenas divididas en dos franjas, conforman un total de 216 figuras principales atribuidas a fray Antonio Bernón, quien por orden expresa del visitador de la Orden de Santiago D. Diego Ramírez de Arellano, en vista de que el cura le informó de la gran cantidad de milagros que la“bienaventurada Santa Eulalia ha hecho y hace”, manda que los dichos prodigios que parecen ser auténticos se pinten en las paredes de la iglesia pero ruega muy encarecidamente que sean hechos por pintor “que las sepa bien hacer” y se cuide estén representados con toda decencia, de tal modo que provoque la devoción de los fieles “y no a risa como estas pinturas suelen provocar, se gaste en ello lo necesario con quenta y rracon”. Se enmarcan las pinturas en dos grecas con grotescos y escudos de España, Orden de Santiago, Totana, Aledo, Murcia, Cartagena, Lorca, Caravaca y Yecla. La línea de separación entre las franjas de los murales la dibuja el cordón franciscano.

     Santa Eulalia de Mérida (202 d. De C.) fue elevada a los altares por el Papa Urbano VIII en el año 1644. Se proclamó patrona de casi toda España cristiana y actualmente es la única santa española de los primeros siglos que ha quedado vigente en el santoral litúrgico. Sus restos se conservan en la Catedral de Oviedo.

     Es tradicional la romería que se celebra anualmente el día 7 de enero en honor a la Santa, en que totaneros y visitantes se funden en un homenaje a su patrona gozando de una jornada de fiesta religiosa y abiertamente folklórica y gastronómica.

VIA CRUCIS DE LA SANTA

      Se encuentra próximo al Santuario de Santa Eulalia, con imágenes de Anastasio Martínez (1965) y termina en la cima de “El Balcón” con el monumento al Sagrado Corazón de Jesús, de Nicolás Martínez (1954).

NOMBRAMIENTO DE SANTA EULALIA, PATRONA DE ALEDO Y TOTANA.

Usando las facultades concedidas Por bula del Papa Urbano VIII sobre La elección de santos patronos de Ciudades, villa y pueblos, el Ayuntamiento de Aledo y Totana, Reunido en solemne Cabildo el día Primero de marzo de 1664, con Asistencia del cura vicario y Procurador síndico, nombró patrona Y particular abogada de ambas Villas a SANTA EULALIA DE  MÉRIDA.

HIMNO A SANTA EULALIA

Gloria y honor a la mártir de Cristo

Que en la arena luchando valiente,

Esmalto con su sangre inocente

De pureza el virgíneo cendal:

Hoy ostenta vibrante la palma

Que en el cielo su triunfo pregona,

Mientras Cristo su frente corona

Con la gloria del lauro inmortal.

Pura azucena, morado lirio,

Rosa fragante; flor de martirio;

Flor que embalsamas de auras de cielo

Nuestros hogares: Cuando tu velo

Como paloma posaste aquí,

Tú ser quisiste desde ese día,

Amparo siempre, consuelo y guía,

Del que en sus penas se acoge a ti.

Tú nos bendices desde la altura

Donde en tu ermita, radiante y pura,

Luce tu imagen como la aurora,

Mirando a un pueblo que canta y ora

E implora siempre tu protección:

Que allí tu trono fijar Dios quiso

Como trasunto del paraíso,

Como promesa de bendición.

 Mártir de Cristo, Virgen Sagrada,

A quien Dios hizo nuestra abogada:

Por ti alentados, la vida entera

Seguir queremos nuestra correa

Bajo tu sombra; y en tu loor

Cantar fervientes himnos de gloria,

Como tributo de nuestro amor.